miércoles, 30 de junio de 2010

qmandomoda


Nos preguntamos cuál es el estado de los planos que conforman nuestra existencia: naturaleza, humanidad y tecnología. Nos interrogamos por su estado, por su situación, por el futuro o la falta de este que les caracteriza.

En cada uno de ellos se han producido cambios significativos, que muchas veces se tornan irreconocibles. La modernidad tardía, la hiper/modernidad asaltó a la naturaleza, desde la biotecnología y la inteligencia artificial, llevando a que tengamos no solo un mundo natural que ha producido sino que ahora es producido. Aunque visto desde una perspectiva social y ecológica, corre el riesgo inminente de su destrucción precisamente a manos de los humanos.

Por su parte cada vez es más difícil saber qué es la humanidad: ha ido tan lejos en todos los sentidos que ya se habla de aquello que es posthumano, porque cualquier rastro de humanismos ha desaparecido. Más allá de los referentes de la ficción, estamos conectados a una gran maquinósfera de la cual somos sus terminales. De allí el nombre de cyborgs.

Y, por último, aquello que llamamos artificial, la tecnología y en especial las tecnologías de la comunicación, que son tan parte de nuestra existencia, que puede decirse que ya son naturales, que ni siquiera podemos pensar sin ellas o pensar en un mundo en donde ellas no existieran.

Aquí hay una unidad compuesta de los tres elementos que se juntan en un híbrido no siempre bien armado, penetrado también como todo, por la lógica y el juego del poder, de la dominación de la explotación, de la exclusión.

La totalidad de la realidad ha devenido un híbrido; la naturaleza está siendo producida material y socialmente; la humanidad no existiría sin sus prótesis tecnológicas y virtuales; la tecnología es solo una extensión extrema de los otros dos momentos, es el máximo de las posibilidades de la propia naturaleza, desde luego imposibilitada de ser percibida como su producto más íntimo, más propio, más pertinente y pertinaz.

En el centro de todo, y empujados por esta dinámica, colocamos a la innovación, tenemos una urgencia permanente de lo nuevo, o de lo viejo dicho o hecho de otro modo. No soportamos el regreso de lo mismo, sino que queremos que lo mismo se vista de forma alternativa. La innovación penetra en todas las esferas de la existencia, no deja ni siquiera un lugar a salvo. Estamos permanentemente confrontados a descubrir aquello que antes no estaba ahí, que hace su aparición por primera vez y cuando llega siempre tenemos esa sensación de que ya lo hemos visto, ya lo hemos conocido antes, que es solo un remake de una moda anterior.

La moda que se propone quiere recoger la fusión de los elementos ecológicos, de la naturaleza en cualquier sentido que esta pueda ser aprehendida, de la disolución de la humanidad como tal y de la penetración poderosa de la tecnología.

Una moda que sintetice en un solo gesto, en un solo movimiento, en una sola estética, estos tres componentes y que de arriba abajo exprese su radical unidad, muestre que en el fondo son lo mismo, dicho una y otra vez de diferente manera, que la distinción entre artificial y natural es ridícula e insostenible.

Una metáfora nos sirve para desarrollar estas ideas e incorporar los elementos estéticos:

Tomamos de la literatura de ficción: Quemado Cromo. Está de una parte el cromo, como expresión de la elegancia del metal, que vibra en un amplio espectro y que es sinónimo de algún tipo de estatus. Se tiene el ideal de que el vehículo que tenemos tiene que estar cromado. No hay que olvidar que comparten la misma raíz con la cromática.

Nuevamente esta propuesta de moda si bien se inicia en el gesto del cromo, quiere quemarlo, tanto para someterlo al trabajo purificador del fuego como para permitir que otra cosa nueva surja. Así que se trata de trasladarlo a la moda: quemandomoda.

Los textiles y la ropa desde siempre han sido los elementos que más contacto tienen con el ser, por lo tanto no es de extrañar que en el nuevo siglo sigan siendo los protagonistas de los avances tecnológicos y de los múltiples anhelos de todos los individuos.

Quemandomoda, convoca a conjugar la trilogía naturaleza-humanidad-tecnología entendiéndola como: respeto, nobleza de los materiales, durabilidad, confort, calidad, exclusividad, particularidad en la resignificación de telas, prendas y objetos textiles.

Porque en último término nada tan artificial como la naturaleza, nada tan natural como la tecnología. Nada tan humano como un robot, nada tan inhumano como un ser humano.

Carlos Rojas

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